Los estudiantes universitarios suelen dudar entre vivir en una residencia o en un piso compartido.
Cada vez hay más jóvenes que tienen que estudiar carreras universitarias lejos del hogar familiar. Los motivos son muy variados: no tienen una universidad cerca de su localidad, no existe la carrera que quieren estudiar cerca de su casa o no tienen la nota necesaria para estudiar la carrera universitaria deseada en su localidad.
Es normal que el primer año de carrera universitaria se decida ir a una residencia. No sueles conocer a otras personas y es más cómodo elegir una residencia.
Las ventajas de las residencias universitarias son muchas: vives con otros estudiantes, tienen servicios muy cómodos (lavandería, fotocopias, limpieza, recepción, acuerdos con gimnasios...) y suelen ofrecer pensión completa.
Este último aspecto es muy importante para los padres. Con 18 años, hay pocos estudiantes que sean lo suficientemente maduros como para cocinar y alimentarse de una forma adecuada. La cocina de una residencia se ocupa de ofrecer un menú variado.
Sin embargo, a partir del segundo año, muchos estudiantes universitarios se plantean compartir piso con algunos amigos. Ya ha pasado un año desde que comenzaron la universidad. Y son más maduros y responsables.
La posibilidad de empezar una vida más independiente, aunque con mayores obligaciones, es una tentación para muchos jóvenes universitarios.
Otros prefieren continuar en la residencia para universitarios, porque saben que el ambiente de estudio puede ser mejor si están rodeados de otros estudiantes responsables.